Y desperté considerando la posibilidad de que realmente había sucedido...
Ahí estaba yo, tirada, mirando al techo... Con aquella aguja lanera en las manos...
Mire mi reflejo en el espacio vacío como si fuera un cristalino espejo y sonreí... Maliciosamente tomé la punta y atravesé con fuerza la pequeña zona entre el cuello y la barbilla...
La sangre fluyó como una pequeña fuente... Y mientras moría de dolor... Mi reflejo me miraba con una mueca parecida a la alegría... Y me hacía una seña de guardar silencio como sabiendo que pronto despertaría...
Y la aguja... Atravesando la lengua brillaba entre el rojo y el negro de la madrugada...
Verdad o mentira... Ahí estaba la aguja y ya no se movía...
